El ritmo es la palabra clave de una escuela Waldorf. Cada día se repite una misma secuencia de actividades basadas en los principios naturales de la respiración: expansión y concentración. Poco a poco, los niños y niñas se van familiarizando con ese ritmo, que les transmite orden, seguridad, confianza y calma. Sentir el paso de las estaciones, además, ayuda a los niños a crecer seguros conectando con su ritmo interno.
En las aulas de nuestra escuela la vivencia juega, además, un papel muy importante en el aprendizaje, siempre desde un punto de vista artístico con el uso de materiales naturales, fomentando la creatividad y el valor de las cosas bien hechas. El objetivo es que los niños y niñas mantengan viva la ilusión por el conocimiento, aprendiendo valores como el agradecimiento, la perseverancia y el respeto hacia nosotros, hacia los demás y hacia nuestro entorno.
El 50% del currículo se imparte en inglés, conviviendo de manera orgánica con el español. El valenciano se imparte en la escuela como lengua cooficial en la Comunitat Valenciana.
Jardín de infancia
Los niños de 3 a 5 años comparten aula en el jardín de infancia. En esta etapa necesitan descubrir el mundo que les rodea, son grandes experimentadores y tienen una gran capacidad de imitación. El jardín de infancia Waldorf está preparado para crear un entorno positivo donde se sientan seguros y acompañados, donde se priorice el movimiento y el ritmo, que les va a proporcionar confianza, seguridad y autonomía.
Primaria
En esta etapa los niños están preparados para aprender cómo funciona el mundo. En las escuelas Waldorf las enseñanzas se presentan de forma artística e imaginativa, porque de esta forma interiorizan mucho mejor los conceptos. Los niños y las niñas están acompañados durante toda la primaria por el mismo maestro/a, lo que genera un conocimiento profundo de la personalidad de cada alumno/a, además de confianza, aprecio y respeto mutuo.
Secundaria
La educación secundaria tiene como objetivo ejercitar el pensamiento y el juicio autónomo de los adolescentes, que ya son conscientes de su individualidad. En esta etapa prevalece el desarrollo intelectual, y la escuela Waldorf alimenta esa búsqueda del conocimiento con la combinación de materias intelectuales con otras más artísticas que permitan aprehender mejor los conceptos y desarrollar la creatividad.