Aprender a leer y escribir es, como caminar o hablar, uno de los hitos más importantes a los que se enfrenta el ser humano. Un logro que en la sociedad de la inmediatez en la que vivimos se ha convertido en un medidor de la inteligencia de un niño con una premisa equivocada: cuanto antes lo logre más éxito tendrá en su vida adulta. Así, en muchos centros escolares se intenta que en la etapa infantil, antes de los seis años, comiencen a familiarizarse con las letras e inicien un proceso para el que todavía no están preparados.
La pedagogía Waldorf respeta los ritmos del niño/a e intenta no adelantar procesos, tampoco en la lectoescritura. Igual que no le pediríamos a un niño que andara antes de hora porque su cuerpo no está preparado para ello, tampoco deberíamos hacerlo en el aprendizaje de las letras, sobre todo porque puede ser contraproducente; los niños, hasta que llegan a los 6-7 años, necesitan movimiento y juego libre para incorporar la motricidad fina, la coordinación ojo-mano y la orientación espacial, y estos logros son necesarios para aprender posteriormente a leer y escribir.
¿Cómo es el proceso de la lectoescritura en una escuela Waldorf?
La lectoescritura se introduce a través de imágenes y cuentos, donde cada letra es una imagen y a partir de ella se narra una historia. Por ejemplo, la M es una montaña por la que escala un niño que quiere ver qué hay al otro lado, que por el camino va encontrando personajes que le ayudarán a conseguirlo. Las letras, además, se practican de múltiples formas: se forman con piedras, dibujándolas en la tierra, en la espalda de un compañero y, finalmente, en el cuaderno. De este modo se van integrando de una forma natural, en un proceso en el que la escritura es anterior a la lectura.
¿Por qué es importante aprenderlo de esta forma?
Rudolf Steiner se basó en la forma en la que la humanidad lo había conseguido:
“La escritura surgió de imágenes que fueron evolucionando hasta llegar a grafismos: la humanidad empezó a escribir y luego leyó lo escrito. A su vez, los grafismos mantenían una estrecha relación con algún objeto de su realidad próxima”.